Localidad: Hoyales de Roa

Aún cuando existen referencias documentales de templos desconocidos, parece probado que la primitiva iglesia parroquial de Hoyales no ocupaba el actual solar, sino otro en las estribaciones del castillo y que pudo ser una ignota y denominada Ermita del Cristo, posiblemente de orden románico. Tan es así que la torre-campanario de la iglesia actual, más que un vestigio de un primitivo templo románico, como se quiere hacer ver, más pudiera sustentarse sobre un resto de la fortificación del primitivo caserío   De su fábrica y contenido no quedan sino aisladas notas y posiblemente pertenezcan a ella una talla de la Virgen y un Cristo pequeño, quizás procesional. En 1745 se fecha  un enterramiento de dos imágenes viejas, una de ellas sacada en procesión, “por estar ya indecentes” y ser sustituidas.

 

Mas documentación, no obstante, se encuentra sobre otro templo que ya en el siglo XVI  se denuncia como pequeño para las necesidades pastorales y que, de una sola nave, constaba de espadaña. A lo cargo de siglo y medio este primitivo templo, corto y de baja techumbre, va ampliándose y sufre notables obras y añadidos de capillas, así como un pórtico  que, no obstante, sigue pareciendo escueto para un pueblo que pasa de “cuarenta a cien vecinos”, lo que  exige una nueva construcción acorde con las necesidades del momento y con las posibilidades económicas.

 

Así las cosas y después de un intento fallido para el que se presentan dos proyectos arquitectónicos rechazados, parece que el Obispo de Osma, a instancias del Santo Oficio, encarga el proyecto definitivo a Angel V. Uvón con un presupuesto de 90.000 rs. y que, si bien se fecha en 1788, no fue inaugurado sino hasta 1791 después de una ampliación presupuestaria de 37.000 rs.

 

Se trata de un notable templo de planta y obra neoclásica, con tres naves y una prolija ornamentación barroca, una portada y campanario que bien pudieron pertenecer al templo anterior y coronada de una cúpula (la “media naranja”, añadida en 1868) que se apoya en las cuatro columnas del crucero. De sus altares y retablos, merecen la pena el Mayor, manierista, los cuatro del crucero que, aún de autores diferentes, presentan un conjunto armónico de oden churrigueresco,  el de San Roque, seguramente recuperado y añadido con posterioridad y el se Santa Bárbara, el único sin policromar. La iglesia ha soportado en sus dos siglos y medios varias restauraciones, siendo la última de 2004, en que se ha cambiado toda la techumbre. Durante la restauración de 1961 y para así dejar constancia venidera, amén de unos frescos de escaso gusto y hoy felizmente suprimidos, se añadió en el frontispicio del presbiterio la leyenda abreviada en latín que, debidamente castellanizada, reza “Fundada siendo Papa Su Santidad Pio VI. Se hizo esta iglesia siendo obispo el Ilmo. Sr. D. Bernardo Calderón, cura el Sr. D. Eusebio Miguel Delgado, mayordomo Francisco Javier González y maestro de obras D. Angel Vicente Uvón. Año del Señor 1778, reinando Carlos III”.

 

De su patrimonio mueble cabe destacar el retablo mayor, de tres cuerpos y tres pisos coronados, en el que se aprecia la imagen de la Asunción sobresaliendo del mismo y de mayor relieve que la de San Bartolomé, seguramente por ser un añadido.Digna de admiraciób es una Cruz lobulada y tetramorfa, gótica del siglo XV, recientemente restaurada, que puede admirarse en el abside, frente a la puerta de la sacristía. Igualmente son de mención el Cristo de los Faroles, que da nombre al retablo lateral izquierdo del crucero, la Virgen del Rosario, San Juan y la pequeña talla del santo titular, ejecutada en estilo barroco y con técnicas de imaginería policromada. También merece la pena el San Roque (ejecutada con las técnicas de "papelón"), quizás la talla más antigua, junto a un pequeño Cristo. Posee otras tallas de menor valor y alguna “virgen de vestir”, toda vez que a lo largo de los últimos 30 años hayan "desaparecido" -en el decir popular- dirversas piezas de orfebrería y el mobiliario antiguo de la .