Localidad: Hoyales

Fecha: Variable

La actividad festiva de Hoyales no es baladí. Honran los hoyalenses con especial fervor a San Bartolomé y a la Virgen de Arriba, pero tales cultos no empecen para otros hitos festivos como el recuperado de San Isidro, los Quintos, Carnavales o la Matanza.

 

a)     Quintos.- Comienza el año en Hoyales señalando a quienes superan la pubertad y que antaño “entraban en quintas”. Desaparecidas las levas del obligatorio “servicio a la Patria”, el mocerío, a veces no todos los años, organiza verbenas, pasacalles y hermandades gastronómicas para, con boina y escarapela, llamar la atención sobre su recién adquirida condición adulta. 

 

b)    Reyes.- La mágica noche de Reyes abre sus calles para recibir a SS.MM. los Magos de oriente que, sobre su carroza, llegan a la plaza de Hoyales cargados de regalos e ilusión para los más pequeños, y para los que no lo son tanto. Los hoyalenses les reciben con una gran hoguera rodeada de chiringuitos en los que pueden degustarse un sinnúmero de viandas y dulces navideños con los que obsequian al séquito real. Tomado el refrigerio, la puerta de la iglesia parroquial se convierte en una improvisada Corte, donde los niños reciben regalos a la vez que entregan sus cartas a los Magos de Oriente

 

 

c)      Carnaval.- Por las carnestolendas se suma Hoyales a los jolgorios carnavaleros y todo el pueblo disfrazado, tras danzar y desfilar al son de la dulzaina, celebra una cena de confraternización que, como no podía ser de otra forma, termina con baile en el Salón de Usos Múltiples

 

d)    Matanza.- El ancestral rito de la supervivencia tiene en la vieja Castilla un aire festivo que en Hoyales rememora en forma de fiesta con usos y costumbres ancestrales alrededor del cerdo. Se sacrifica el animal como “se ha hecho toda la vida” y se pone de manifiesto el mondongo con sus morcillas, chicharrones, asaduras, chorizos y salazones. Ningún detalle falta antes de que la jornada termine en una cena que, como no podía ser de otra forma, se basa en productos del cerdo sacrificado.

 

e)     Semana Santa. Conmemora Hoyales la Pasión de Cristo desde la sencillez devota y la espontaneidad convertida en costumbre. Después de los Ramos del domingo, celebra el Jueves Santo con unos simples Oficios Religiosos toda vez que la cerrazón del clero haya suprimido incomprensiblemente una procesión ancestral que entronca con la tradición religiosa de los pueblos situados en el sur de Burgos y en el norte de Segovia. Por el contrario, el Viernes Santo protagoniza dos procesiones: una escueta por la mañana en la que el Cristo de los Faroles es procesionado en Vía Crucis desde la ermita a la iglesia parroquial y , al crepúsculo, celebra la suprimida del Jueves y que encarna el verdadero sentir semanasantero de la localidad: La Carrera, en la que un Nazareno y un Cirineo, franqueados por doce “nazarenos”que portan símbolos pasionales, arrastran la Cruz a cuestas camino del Calvario mientras se canta el “Dentro de Jerusalén”, narración romanceada dentro de la ortodoxia cristiana de la Pasión que conmemora la Iglesia. Por la noche y en el templo parroquial se cantan los Dolores de la Virgen. Y como nada sería de la Semana Santa sin la Pascua de Resurrección, con repique de campanas se anuncia que Cristo ha resucitado mientras en la Plazuela de la Cruz la Virgen Dolorosa troca su manto negro de luto por el de gloria al celebrarse el Encuentro con su Hijo en triunfo. Ambas imágenes procesionan luego hasta la iglesia. Después, los hoyalenses cumplen con el rito del cordero pascual asado en lechazo y regado con el buen vino de la zona. Se ha perdido la tradición infantil de “rodar el huevo” por las eras